Ciudad de La Habana, Cuba, 3 de noviembre de 1958.
Licenciado en Artes Plásticas con especialización en Pintura.

Cursa estudios de Artes Plásticas en la Academia San Alejandro. La Habana. Cuba. 1978 a 1982 Cursó estudios en el Instituto Estatal de Artes de Kiev, República de Ucrania. 1988 Culmina los estudios en el Instituto Superior de Arte (ISA), Cuba.

Algunas de sus obras plásticas se encuentran en colecciones privadas en Cuba, Rusia, Ucrania, México, España, Italia y Estados Unidos.


El sitio de Agustín Bejarano: Art-Havana.com
Firmas de apoyo a Agustín Bejarano: Orisel Gaspar Carta

mayo 26, 2011

PALABRAS DE INAUGURACIÓN

El prodigio. Cuentan que eran tres cintas gigantescas las que lograron escapar de un lluvioso arcoíris y como olas de mar, espuma y granate, giraron muy unidas tratando de volver alcanzar el cielo, convertidas ahora, en una altísima torre de aire y sol.

Pero lo sorprendente era, que en su base tricolor, millones de diminutos arácnidos se reunían en agitadísima faena, para que antes de morir la tarde, ceder sus almas, a un exquisito encaje, para la más brillante y ventilada de todas las carpas; entonces, fue que sucedió realmente, el milagro de aquellas horas: el mundo se lleno de infantes que corrieron a invadir el improvisado recinto circular y todos a gritos  suplicaron la presencia de la “Alegría”, quien entre fanfarrias, se asomó ligera a la pista disfrazada de payaso, y dando traspiés con sus feos zapatones, haciendo molinetes con sus brillantes guantes, saludaba a la multitud, con aquel ridículo sombrerito de paja que intentaba mantener en medio de la maraña de cabellos que poblaban su enorme cabeza. 

De pronto, se hizo el silencio y algunos niños hasta lloraron sin emitir el más leve gemido, pues el caricato, el muy infame, traía en su blanco rostro de cejas negras y colorada nariz, la más absurda de las sonrisas, una línea a secas, y para colmo, cocida de desesperanzas.

¿Qué hacer?..., dijo la prudente luna, cuando los pequeños duendes, ya habían tomado la urgente medida, y en loca carrera acorralaron al pretendido bufón, ofreciéndole su pequeño musculo de amor que se arrancaban con frenesí del pecho y fue tal la generosidad de la entrega, que el desánimo huyo lleno de pavor de los labios del payaso, quien ya pudo codiciar para siempre, nuevas quimeras.

Finalmente, el telón cayó envuelto en carcajadas y los pequeños se fueron transformando en luciérnagas de la noche, que en parpadeante algarabía, marcharon felices a su nueva aventura, de iluminar la vida.     

Octavio Pino
La Habana-Cuba
11 de marzo de 2011.